22 de octubre de 1991
...acabo de salir de trabaja y me dirijo a Sevilla, pues he quedado con un compañero de nombre Manuel Raya y que está afiliado al sindicato de la CNT. Al llegar me dirigí a la calle Trastamara nº 33, lugar donde estaba ubicado el local del sindicato. Cuando llegué al sitio indicado, miré hacia arriba y divisé una descolorida bandera rojinegra hondeando enunbalcón, e imaginé que todo aquel edificio era el local de la historica CNT. Subí por una vieja y extrecha escalera y en la primera planta me encontré colocado sobre una puerta, un improvisado - por no decir cutre - letrero donde ponia CNT-AIT. La puerta estaba entreabierta, yo estaba nervioso, me preguntaba cómo tendría que saludar,conun ¡hola! o con un ¡Salud!, después de un par de minutos de indecisión me decidí a entrar, saludando conun ¡Buenas!
Mi impresión cambio radicalmente cuando entre en aquel local, resulta que del edificio lo único que pertenecía a la historia CNT eran tres habitaciones pequeñas, con un almacenillo y un tétrico bater. En la entrada, que era ya una de las habitaciones, se encontraba sentado tras una mesita de madera, un militante de barbas y gafas con pinta de intelectual, a su lado estaba Manuel raya. Aquel militante barbudo que me atendió se llamaba Fernando Ventura, el cual me explico el funcionamiento de la CNT en un cursillo acelerado que no duro mas de 10 minutos. Mientras me explicaba yo solo observaba aquel cuchitril, me encontraba desconcertado, confuso, ¿y aquello era un local de la CNT? ¿De la misma CNT que yo había leído en algunos libros? Cuando Fernando Ventura termino me invito a ver el local, la verdad no sabia si reírme o llorar, ¿Qué me quería enseñar, una estantería con unos pocos libros, un pequeño cuarto que era compartido con un colectivo de nombre “bandera negra”, o el fabuloso baño de azulejos rosa con la mitad de ellos partidos?. Después de aquella primera experiencia y ver el funcionamiento que había en la CNT de Sevilla, le comente a Manuel Raya que yo no me quería afiliar allí, sino que prefería constituir un sindicato en mi pueblo, donde no hacia mucho, había formado junto a unos amigos un grupo de punk-rock llamado Los Muertos de Cristo.
Me llamo Lorenzo Morales Garrido, nací un 14 de octubre de 1970 en la localidad de Utrera (Sevilla), en un lugar al que llamaban “El Hospitalito”...PERO ESTO YA ES OTRA HISTORIA…
No hay anarquía sin anarquistas, ni revolución capaz de permitirnos vivir en un régimen social no reclamado por nuestra propia evolución. Es ésta, y no las revoluciones, la que realmente nos pasa de una sociedad a otra, porque ella es la que cambia a la misma sociedad, valiéndose a veces de revoluciones. Y es esto, tan verídico y tan claro, tan probado por la historia de toda la humanidad, lo que se olvidó en el pasado siglo, cuando se empezó a creer que son las revoluciones las que transforman la sociedad, convirtiéndola, por ejemplo, de feudal en burguesa, de burguesa a proletaria o socialista. Y en tal creencia se sigue ahora.
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